Por Alejandro Paolini, Director General de Vértice, Imagen & Comunicación.

La conceptualización general en las organizaciones acerca de la comunicación interna se focaliza en la actitud “formal” de dar información. Es decir, “publicar” de diversas formas algunos aspectos de la vida de la organización y otros de la vida social de la misma, que van desde inversiones hasta la notificación de cumpleaños y otros.

La comunicación interna excede en mucho esta visión, para Watson “la comunicación es el proceso de la organización”. Si nos detenemos un segundo a pensar, es una afirmación cierta en un cien por ciento. Tareas, procesos, ventas, compras, novedades, decisiones, desde lo mínimo hasta lo más estratégico pasa por el “proceso de comunicación”. Este proceso tiene una amplitud enorme, pero la velocidad de los tiempos actuales impide un análisis antes que se produzcan cambios. Aun así, cada organización tiene sus propios símbolos, signos, asignaciones de sentido, su propia semiótica. Sus líderes de opinión, sus difusores, sus detractores, sus informadores informales y formales, sus formas de comunicación y de interacción. Cada uno de estos elementos define a la organización y es definido por ella, en un proceso dialéctico constante, con factores más inmanentes que otros.

Si bien la tecnología acelera la velocidad de la comunicación y la posibilidad de difusión, el aspecto “puro” de la comunicación es una faceta humana. Lo mismo dicho de forma distinta tiene un significado diferente, porque el significado depende de los receptores y no de los emisores. El momento en el cuál se comunica, el lugar, el canal, la relevancia que se da, la posibilidad de interacción, las dudas y sus respuestas que toda comunicación despierta, construyen el clima, la cultura, el compromiso, motivan o no.

En este punto, los mandos medios son la correa de transmisión de la organización. Su función es hacer que se haga lo necesario, pero su tarea y responsabilidad es modelar las diferencias de la organización por medio de la comunicación. Son el termómetro para comunicar hacia arriba las necesidades e inquietudes, son el alerta temprana, son los gestores de la cultura por medio de la forma de comunicación. Deben ser el medio para llegar al máximo de expresión de lo que la dirección quiere en todos los rincones, porque conocen la mejor forma de hacerlo. La actitud de los mandos medios frente a la comunicación define el estado motivacional y las capacidades subjetivas de la empresa.

La dirección máxima debe considerar esto y construir un liderazgo comunicativo en cada sector de la empresa, el mando medio debe ser un facilitador en la batalla del día a día, es el responsable táctico de la aplicación de la estrategia. Su voluntad, su impronta hace crecer o impide el desarrollo de las personas por la comunicación que implemente, y construye los sentidos que deben ser institucionalizados.

Son el mensaje de lo que “es” la empresa, lo que “piensa” la empresa y lo que “quiere y puede” hacer. Son los capitanes de la batalla.